Valoración
La valoración documental
En principio, y luego de leer el índice de contenidos, tal vez usted se esté preguntando ¿qué valoramos?, ¿qué entendemos por valores primarios y secundarios?, ¿en qué consiste el proceso de valoración?, ¿cuándo y quién o quiénes lo realizan? Comencemos por explorar algunas definiciones:
En definitiva, la valoración documental se concibe como una función archivística que forma parte de la gestión documental y por la cual se evalúan las series a partir de sus valores primarios y secundarios para fijar el tiempo de su conservación y destino final. En este sentido, los valores primarios se relacionan con la génesis del documento, con su finalidad o su uso (fiscal, judicial, legal, administrativo); mientras que los valores secundarios responden en términos informativos, trascienden el motivo por el cual se originó el documento (para la investigación, la historia, etc.).
Podemos afirmar, entonces, que la identificación precede a la valoración y a la selección. El objeto del proceso de valoración son las series documentales, a pesar de que los documentos son los que tienen valores. Sin embargo, los valores repercuten en las series documentales, puesto que, tal como ya lo señalamos, ellas son testimonio de una misma actividad repetida en el tiempo.
La evaluación deberá sustentarse a partir criterios valorativos trazados teniendo en cuenta inicialmente tanto el ciclo de vida de los documentos como el funcionamiento de la institución productora y, posteriormente, su función informativa. Al respecto, Cermeno Martorell (2011) afirma que “la atribución de valor a los documentos se realiza esencialmente mediante la asignación de criterios. Estos no son más que una medida, una norma o una pauta que se emplea para discernir las series documentales valiosas de aquellas que no lo son tanto” (p. 215 y ss.).
Por lo cual, la atribución de criterios para la conservación documental resulta fundamental en materia archivística, en tanto determina la valoración de los documentos y, como alega Cermeno Martorell (2011), “serán los que acaben configurando parte de la memoria futura de nuestra sociedad” (p. 216).
En nuestro país, las herramientas legales que enmarcan la labor archivística son escasas, sin embargo, el problema mayor no está en la carencia de legislación específica o en su antigüedad, sino más bien en la falta de cumplimiento de las mismas. Sobre este punto le sugerimos la lectura de “La valoración documental: situación en la administración pública nacional de Argentina”, de Cipolleta y Pak Linares. Aun así, esencialmente, la resultante de la tarea de valoración debe ser la determinación del tiempo o de los plazos que los documentos detentan, su valor primario y, si poseen, su valor secundario.
Referencia bibliográfica
CERMENO MARTORELL, L. y otro. Valoración y Selección de Documentos, Administración de documentos y de archivos. Textos Fundamentales. (p. 215-272). [en línea] España: Coordinadora de Asociaciones de Archiveros y Gestores de Documentos (CAA), 2011 [fecha de consulta: 02 de mayo de 2016]
Marco regulatorio de la labor archivística
Ley 15930/61 de creación del Archivo General de la Nación y los Decretos Presidenciales 232/79, referido a la conservación de los diferentes archivos de la administración pública y 1571/81 de aprobación de Tabla de Plazos Mínimos de Conservación de los documentos de Personal y Control.